lunes, 13 de mayo de 2013

Un (ficticio) vistazo a la educación en 2030

Hete aquí un corto (¡lo prometo!) relato basado en la futurible docencia en 2013. Carece de fundamento, no se basa en estudio empírico alguno y cualquiera arrugará la nariz ante las lagunas lógicas, errores fácticos y mala redacción. En otras palabras: es ficción bloguera. Pasen y vean.

© Yves Marchand and Romain Meffre, Detroit in Ruins, Public Schools Book Depository, Detroit 


Unos pies envueltos en raídas vendas, a modo de paupérrimo calzado, hollan la tierra. Escarban en ella. Dan con algo metálico.

Dos manos envueltas en deshilachados guantes sacuden el polvo de la placa. Una grieta nueva se dibuja en el castigado rostro. En otros tiempos podría pasar por una sonrisa. El padre sabe leer, y de vez en cuando este conocimiento tiene su utilidad.

"Biblioteca", su voz parece un ladrido, ¿cuánto hace que no había bebido? Señala a la placa. El niño sacude los hombros, impasible.

Montañas de libros entre los escombros. Un verdadero tesoro. Calefacción para unos cuantos días.

Las llamas lamen un segundo libro ajado. Se ilumina. La vieja madera crepita. 

Una ínfima partícula de ceniza asciende con el aire caliente. Una corriente la lleva lejos, aunque no tan lejos.

La migaja de libro se ve atrapada contra un filtro. El sistema de purificación es bastante eficiente. El aire es fresco e higienizado. Ningún cuerpo extraño entra. 

En el búnker, un padre enseña a su hijo la historia de tan poderosa y vulnerable nación, frágil e inmortal, aunque sea en sus corazones. El pecho del padre se hinche. El muchacho repite las huecas palabras sobre montañas, libertad y derechos. Conceptos alienígenas entre las estrechantes paredes.

La mano del padre reposa sobre un libro como la de un sacerdote. No hace falta abrirlo: ambos se conocen los pasajes de memoria. Podrían emplear una terminal, pero las últimas medidas de ahorro priorizan el envío de energía hacia la unidad central.

En las entrañas de la tierra, un superordenador enseña a a su contrapartida en las antípodas a despertar.

2 comentarios:

  1. Lo leo y siento tristeza de que un final así sea posible. Pero una idea muy original, muy Axel. Me gusta.

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  2. Veo que varios habéis optado por la vertiente distópica... en 2030 será el 17 D.W.
    Tu texto tiene muchas posibilidades, aunque más que leer algún texto yo lo desarrollaría hacia la tradición oral. Y felicidades por tu prosa.

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